¿Cuántos de nosotros no hemos hecho propósitos de Año Nuevo?
Creo que la mayoría, cuando llega diciembre, hacemos una lista con la intención de cumplirla durante el siguiente año. Por ejemplo, queremos bajar de peso, comprarnos un celular nuevo, cambiar de empleo, irnos de viaje, entre muchas otras cosas. Comenzamos escribiendo con fe y convicción cada uno de nuestros propósitos en una libreta. Llega enero y la mayoría de las personas quiere bajar de peso. Es entonces cuando los parques y gimnasios se llenan de gente intentando hacer ejercicio. Pero con el paso de las semanas y los meses, esa cantidad de personas empieza a reducirse. ¿Por qué ocurre esto? Es muy sencillo: la gente que al inicio tenía ese sueño de bajar de peso se ha desmotivado.
Y esto no aplica solo para el ejercicio. Hay quienes se proponen iniciar un negocio y lo logran, pero con el tiempo desisten por lo complejo que puede ser. Otros quieren mejorar su autoestima y comienzan a trabajar en ello, pero también se rinden al enfrentar dificultades. Sea cual sea tu caso, quizás te encuentres en esta situación. Has abandonado ese gran sueño que tenías y, en consecuencia, te repites a ti mismo que no puedes, que eres débil y que no lo vas a lograr. Quizás estoy exagerando un poco, pero muchas personas realmente se dicen estas frases. Frases que solo detienen, que solo estorban en el camino: Detente. No lo vas a lograr. Tú no eres igual que esa persona. Para. Basta ya. Esto sucede porque nuestra mente y nuestro cuerpo no siempre están preparados para enfrentar nuevos retos. Nos ponen barreras para evitar que demos el siguiente paso. Pero depende de ti avanzar, quedarte donde estás o retroceder.Yo, al igual que tú, quiero avanzar. Y si escribo este artículo, es porque estoy en la lucha de seguir adelante. Déjame contarte que una de las limitantes más grandes es creer que no podemos ser como ciertas personas exitosas. Nos dicen: Tú no puedes ser como Bill Gates, Warren Buffett, los dueños de Bimbo o Elon Musk. Pero dime, ¿por qué no podrías ser como ellos? ¿Por qué no podrías ser el próximo científico que invente la máquina del tiempo? ¿O la persona que descubra la cura contra el cáncer? ¿O alguien que revolucione el mundo? La única limitante es tu entorno. Eres tú mismo. Y si realmente quieres y te lo propones, puedes llegar lejos.
¿Cómo cumplir esos sueños que tanto anhelamos?
Primero, necesitas reprogramar tu mente y eliminar la creencia limitante del no puedo. Para ello, mírate al espejo y repite frases como:
- Hoy será el mejor día de mi vida.
- Voy a ser exitoso.
- Voy a lograr mis sueños.
- Voy a cumplir cada uno de mis objetivos.
- Hoy voy a triunfar.
Estas afirmaciones generan confianza y seguridad, transformando tu día en algo positivo. Después, revisa tu lista de propósitos. Muchos de ellos pueden no ser realistas, lo que provoca desmotivación. Por ejemplo, alguien puede escribir Quiero ser el hombre más rico del mundo. No es imposible, pero sin un plan concreto, es difícil lograrlo. En cambio, establecer objetivos más alcanzables facilita el camino. También es importante cambiar la manera en que te expresas. En lugar de decir Quiero un celular nuevo, di Ya tengo el celular que tanto quería. En lugar de Necesito un empleo nuevo, di Ya tengo el empleo de mis sueños. Este cambio de mentalidad hace que tu cerebro actúe como si ya lo hubieras conseguido, lo que te motiva a hacerlo realidad.
Pero no basta con escribir: bajar de peso. Ese objetivo, que parece enorme, debes dividirlo en pasos pequeños. Imagina un pastel: no puedes comerlo entero de una mordida, necesitas rebanada por rebanada. Lo mismo ocurre con tus metas.Si tu objetivo es bajar de peso, puedes dividirlo así:
- 1. Hacer ejercicio.
- 2. Ir a un nutriólogo.
- 3. Ver videos de motivación.
- 4. Seguir una rutina de alimentación saludable.
Cada vez que completes una de estas pequeñas metas, celébralo. Cuando menos lo pienses, habrás alcanzado tu objetivo. Lo mismo aplica para conseguir un empleo nuevo por ejemplo, postularme en sitios web de empleo, mejorar mi currículum, grabar un video mostrando mis habilidades, crear una hoja con lo que sé hacer y lo que me gusta. Cada paso te acercará a la meta. Lo puedes aplicar a cualquier propósito.
La clave es un plan de acción
Mucha gente se rinde porque no tiene un plan de acción. En enero, los gimnasios están llenos porque todos quieren lograr sus objetivos. Pero sin un plan, terminan aburriéndose y desistiendo. También habrá personas que te digan que no naciste para eso, que no puedes lograrlo. Esas personas, en el fondo, pueden estar frustradas porque tú sí lo estás intentando. Quizás en algún momento tú mismo hayas frenado a alguien sin darte cuenta. Lo mejor que puedes hacer es rodearte de personas que también estén en la lucha por alcanzar sus sueños. Motívalos, apóyalos, ayúdalos a levantarse si caen. Un simple tú puedes puede hacer la diferencia.
Si, por el contrario, tienes amistades que te desmotivan, lo mejor es alejarte de ellas. No escuches a quienes intentan frenarte. Aprende de lo bueno y descarta lo malo, pero, sobre todo, haz todo por ti y no por quedar bien con los demás.
Vive en el presente, no en el futuro
No hagas propósitos desde el quiero, necesito, deseo. Establece metas realistas y medibles. Con medibles me refiero a que puedas ver tu avance paso a paso y sentirte motivado. Y con realistas, a que sean alcanzables. Conforme los cumplas, podrás fijarte objetivos más grandes y ambiciosos. Muchas veces, la sociedad nos hace sentir que necesitamos cosas que en realidad no son esenciales para nosotros. Nos comparan: Tu prima ya tiene un carro y tú no. El vecino se compró un celular nuevo y tú para cuándo. Esto puede desmotivarnos. Pero todos tenemos nuestro propio ritmo y proceso. Algunos avanzan más rápido que otros, pero lo importante es no dejarse influenciar por lo que los demás creen que necesitamos.
Haz propósitos que realmente se alineen con lo que deseas. No te frustres si tardas más de lo esperado en lograrlos. Quizás planeaste conseguir un ascenso en 2025, pero lo logras hasta 2026. Lo importante es que sigues avanzando. Habrá quienes intenten frenarte, pero ignóralos. Sigue adelante con tus sueños, metas y objetivos. No permitas que nadie te diga que no puedes. Quizás el día de mañana, con este artículo que he escrito para motivarte, seas tú quien descubra la cura contra el cáncer, cree un auto volador o desarrolle un proyecto que nos lleve a viajar por el espacio. Se vale soñar y se vale ambicionar.
Y me despido con esta última frase:
"Todo lo que sueñas puede ser realidad si realmente lo quieres y te lo propones."
Mucho éxito en tus propósitos. Si hay alguno que te cueste trabajo, cuéntamelo. ¿Por qué no compartes tus metas y experiencias? Tal vez, al hacerlo, inspires a otros a no rendirse.