El sueño de ser grande: cómo guiar a tus hijos en el camino de su vocación
Aquella infancia de sueños y juegos
fotos creadas con IA, unicamente para ilustrar el articulo¿Recuerdas qué querías ser de grande cuando eras pequeño? Muchos de nosotros jugábamos a ser policías, doctores, bomberos o veterinarios, utilizando cualquier objeto a la mano para simular un estetoscopio o un martillo. Fue una época sin que la tecnología actual nos afectara, que nos permitió una sana convivencia y un esparcimiento creativo. Sin embargo, ahora de adultos, muchos nos dedicamos a algo totalmente diferente a esos sueños de la infancia. No es algo malo, pero ¿por qué ocurre esto? La principal razón radica en el apoyo que recibimos o no durante nuestra niñez.
El rol de los padres en el desarrollo de la vocación
Los padres son el motor que impulsa los sueños de sus hijos. Un apoyo adecuado puede marcar la diferencia. Si un niño muestra interés por la cocina, sus padres pueden involucrarlo enseñándole a preparar alimentos o comprándole libros de recetas. Si quiere ser médico, le comprarán juguetes de doctor o buscarán a un profesional que le muestre su trabajo. Lo mismo ocurre con vocaciones más inusuales como la de sacerdote; los padres pueden acercarse a la parroquia para que el niño explore su interés de la mano de un sacerdote que lo guíe. Esto último lo cuento porque lo he vivido aquí de cerca: un niño está tan entusiasmado con ser sacerdote que ya se ha involucrado en las tareas de la iglesia, y el acompañamiento lo recibe del párroco de la misma.
No se trata de obligar, sino de explorar
Este proceso no garantiza que el niño seguirá ese camino, pero el hecho de que conozca su pasión de cerca, con la ayuda de un adulto, le dará las herramientas para tomar una decisión informada en el futuro. Es un proceso de descubrimiento valioso.
Cuando el interés se pierde: la importancia del acompañamiento
Es totalmente válido que los niños pierdan el interés. Pueden ser influenciados por sus amigos de la escuela o por nuevas aficiones. Como padres, es crucial seguir a su lado, apoyándolos en estas nuevas exploraciones. Ya sea comprando una revista sobre biología o llevándolos a ver una película sobre cohetes espaciales, nuestro apoyo constante les hará sentirse arropados. Esto les permitirá descubrir nuevas habilidades que, aunque no se conviertan en su profesión, les serán útiles de por vida.
Cuando los padres limitan los sueños de sus hijos
Las creencias limitantes y la proyección de sueños frustrados son dos formas distintas, pero igual de dañinas, de frenar el desarrollo vocacional de un niño. A veces, sin mala intención, los padres dicen frases como "no tengo dinero para pagarte esa carrera" o "te morirás de hambre si te dedicas a eso". Estas palabras, repetidas una y otra vez, siembran inseguridades que se quedan grabadas en la mente y el corazón de los hijos. El apoyo no siempre requiere grandes recursos económicos; a veces basta con escuchar, orientar o buscar a alguien que pueda mostrarles el camino.
Por otro lado, también está la tendencia a proyectar en los hijos los sueños que los padres no pudieron cumplir. Un padre que siempre quiso ser abogado puede insistir en que su hijo estudie derecho, aunque su verdadera pasión sea la pintura. Esto provoca que, con el tiempo, el niño vea esa carrera como una carga y no como una elección.
Ambas actitudes tienen el mismo resultado: un joven que no se siente dueño de su vida. En lugar de cerrar puertas o imponer caminos, es mejor preguntar: “¿Qué necesitas para lograrlo?” o “¿Cómo puedo ayudarte a explorar esa idea?”. Darles libertad y confianza es regalarles la oportunidad de construir un futuro que realmente les apasione. Porque los hijos, más que un título o un trabajo impuesto, necesitan saber que creemos en ellos.
Mi historia: de veterinario a informático y músico
De pequeño me fascinaba la idea de ser veterinario. Crecí con ese sueño, imaginándome cuidando animales y dedicando mi vida a ellos. Sin embargo, al llegar a la secundaria, algo cambió: descubrí la música. Tomar un instrumento y crear melodías que emocionaban a otros me llenó de una pasión que no había sentido antes.
En la preparatoria, tuve la oportunidad de entrar a Bellas Artes, pero por falta de información y porque mis padres se dejaron influenciar por los comentarios de otras personas, terminé estudiando informática. No me arrepiento: lo que aprendí entonces lo he llevado a un nivel muy alto, y hoy mis conocimientos me permiten trabajar en diferentes áreas de la computación.
La música tampoco quedó atrás. Logré fusionar lo que sabía de informática con mi amor por las melodías, creando algo hermoso por lo que me siento profundamente agradecido con Dios, con la vida y con mis padres. En cuanto a la veterinaria, no es que la rechace, pero simplemente ya no sentí la necesidad de seguir ese camino; encontré nuevas vocaciones y me enamoré de otras pasiones.
Si mis padres me hubieran obligado a seguir otro camino diferente, solo para cumplir con sus expectativas, hoy estaría atrapado en un trabajo que me haría infeliz, dejando de lado aquello que realmente me llena: la música y la informática.
Conclusión: El poder de acompañar a tus hijos en su camino
La vida es un camino lleno de descubrimientos, pasiones y habilidades por explorar. Como padre o madre, tu papel no es decidir el destino de tus hijos, sino acompañarlos en ese viaje de autoconocimiento. Escúchalos con atención, motívalos a seguir sus sueños y bríndales el apoyo que necesitan para avanzar, sin imponer condiciones ni dejar que el miedo los detenga.
Cuando apoyamos a nuestros hijos desde el respeto y la confianza, les damos la libertad para crecer auténticos, felices y seguros de sí mismos. No se trata de que elijan un camino perfecto, sino uno que los haga sentir realizados y llenos de propósito. Al final, esa es la mayor recompensa para cualquier padre: ver a sus hijos convertirse en la mejor versión de sí mismos, viviendo una vida que aman.